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¿Cómo mejorar la autoestima? 

La autoestima es un concepto que hace referencia a cómo nos valoramos, a cómo nos podemos sentir con lo que pensamos de nosotros, a una parte emocional muy valiosa que si no tenemos trabajada puede afectarnos en nuestro día a día, o incluso en nuestras relaciones o relaciones de pareja.

Podemos pensar que hay conductas y formas de comportarnos que no nos gustan, otras que sí, o incluso podemos creer que en general hay algo negativo y malo en nosotros, lo que nos hace sentir avergonzados y retraídos o, por el contrario, orgullosos de nuestro proceder.

A continuación hablamos de qué es la autoestima, y algunos conceptos relacionados, tales como el autoconcepto, además de si se puede o no cambiar la autoestima y de cómo mejorarla.

Definición de autoconcepto:

El autoconcepto es “cómo nos describimos a nosotros mismos”, el aspecto más descriptivo de la personalidad, en el que nos preguntamos quienes somos, cómo nos definimos y describimos, y también nuestros grupos de permanencia.

El autoconcepto se va formando muy temprano en nuestro desarrollo, cuando empezamos a hablar y a entender el lenguaje de una manera más compleja. Va formándose con el paso del tiempo y va cambiando a lo largo de la vida en función de las experiencias vividas y de cómo nos las contamos.

Todo esto va conformando la identidad de cada uno de nosotros, mediante cómo nos describimos. Los demás contribuyen a esta construcción, nuestros padres, familiares, amigos, profesores


Definición de autoestima:

Es el reflejo de cómo nos valoramos, la suma de nuestras sensaciones y experiencias vividas. Nos susurra si somos capaces o incapaces, si valemos o no.

Esta valoración interna es crucial, pues de ella depende en gran medida nuestro potencial. Quienes se sienten bien consigo mismos, con una autoestima fuerte, son capaces de afrontar desafíos y alcanzar metas. En cambio, aquellos con una autoestima debilitada suelen limitarse y tropezar con mayor facilidad.

Por lo que la autoestima es la percepción que tenemos de nosotros mismos, basada en nuestras experiencias. Una autoestima alta permite afrontar retos y alcanzar metas, mientras que una autoestima baja limita y aumenta la probabilidad de fracaso.

¿Cómo acabamos teniendo una autoestima baja o alta?

Es importante conocer cuál es el origen de que tengamos una autoestima alta o baja, cuales son las variables que pueden haber tenido una influencia mayor en tal desarrollo para, a partir de ahí, poder entenderse mejor y empezar a realizar cambios. Estas influencias vienen desde la niñez, por lo que la historiografía de la persona es fundamental, o lo que es lo mismo, la historia de la persona.

Diversos factores pueden influir en que desarrollemos una autoestima alta o baja, entre ellos:

El estilo de crianza familiar: Un ambiente familiar cálido, donde se fomente la autonomía, el respeto y el reconocimiento de las fortalezas, suele favorecer una autoestima sana. Por el contrario, estilos educativos autoritarios,críticos o excesivamente exigentes pueden minar la confianza en uno mismo.

Las interacciones con los demás: Las relaciones con familiares, amigos, compañeros y profesores también juegan un papel crucial. Sentirse querido, aceptado y valorado por las personas significativas en nuestra vida nutre una autoestima positiva. En cambio, experiencias de rechazo, burlas o acoso pueden dañarla.

Las experiencias de éxito y fracaso: Los logros y las metas alcanzadas refuerzan la autoestima, mientras que los fracasos y obstáculos pueden debilitarla. Sin embargo, la forma en que afrontamos estos retos también influye: aprender de los errores y mantener una actitud resiliente es clave para construir una autoestima fuerte.

La autoimagen: La imagen que tenemos de nosotros mismos, tanto física como interna, se forma a partir de las valoraciones externas e internas que recibimos. Si constantemente nos comparamos con los demás o nos enfocamos en nuestros aspectos negativos, es probable que nuestra autoestima se vea afectada.

Los valores y creencias personales: Un sistema de valores sólido y creencias positivas sobre uno mismo y el mundo pueden contribuir a una autoestima sana. Por el contrario, valores negativos o creencias limitantes pueden generar dudas y desvalorización.

Es importante recordar que la autoestima no es un rasgo inmutable. A lo largo de la vida, podemos trabajar para fortalecerla o mejorarla, incluso si hemos tenido experiencias negativas en el pasado. La terapia, el desarrollo personal y el autocuidado pueden ser herramientas valiosas en este camino.

En resumen:

  • La autoestima se construye a partir de diversas experiencias e interacciones.
  • Factores como el estilo de crianza, las relaciones con los demás, los éxitos y fracasos, la autoimagen y los valores personales influyen en su desarrollo.
  • La autoestima no es fija, puede fortalecerse o mejorarse con esfuerzo y las herramientas adecuadas.


Síntomas de la baja autoestima

Las personas con baja autoestima suelen verse atrapadas en una red de patrones mentales distorsionados que nublan su percepción de sí mismas y les impiden alcanzar su verdadero potencial. Estos patrones, que actúan como un saboteador interno, se manifiestan en diferentes formas:

1. Sobregeneralización: Un pequeño tropiezo se convierte en una montaña infranqueable. A partir de un hecho aislado,se crea una regla universal y rígida que se aplica a cualquier situación y momento: «He fallado una vez, ¡siempre fallaré!».La mente generaliza en exceso, ignorando la evidencia de éxitos pasados ​​y la posibilidad de aprendizaje a partir de errores.

2. Designación global: En lugar de describir un error específico de manera objetiva y puntual, la persona con baja autoestima se etiqueta a sí misma con términos negativos y absolutos: «Soy un torpe». Esta autocrítica despiadada ignora los matices y la complejidad de las situaciones, reduciendo a la persona a una definición simplista y negativa.

3. Pensamiento polarizado: El mundo se ve en blanco y negro, sin lugar para los grises. Todo se lleva a los extremos:»Lo hago bien o mal», «Estoy conmigo o contra mí». Esta visión dicotómica impide la flexibilidad y la autocompasión, ya que cualquier imperfección se percibe como un fracaso rotundo.

4. Autoacusación: La culpa se convierte en una pesada carga que la persona con baja autoestima lleva a cuestas. Ante cualquier problema o situación negativa, la mente se apresura a culparse a sí misma: «Tengo yo la culpa, ¡debería haberme dado cuenta!». Esta autoincriminación excesiva mina la autoestima y la capacidad de afrontar los retos de manera constructiva.

5. Personalización: El mundo gira en torno a uno mismo, o al menos así lo percibe la persona con baja autoestima.Cualquier gesto o comentario ajeno se interpreta como una señal personal: «¿Qué le habrá pasado? ¿Le habré hecho algo?». Esta tendencia a la personalización genera una excesiva dependencia de la aprobación externa y una distorsión de la realidad.

6. Lectura del pensamiento: Sin evidencia real, la persona con baja autoestima imagina que los demás la juzgan negativamente, que no la aprecian o que piensan mal de ella. Esta «lectura del pensamiento» alimenta la inseguridad y la desconfianza en las relaciones interpersonales.

7. Falacias de control: Dos extremos dominan el pensamiento: la responsabilidad absoluta sobre todo y todos, o la sensación de ser una víctima desamparada sin control alguno. Estas falacias distorsionan la realidad, negando la propia agencia y la capacidad de influir en el entorno.

8. Razonamiento emocional: Las emociones se convierten en la única verdad. Si me siento triste o solo, entonces debo serlo realmente. Este «razonamiento emocional» impide un análisis objetivo de las situaciones y la búsqueda de soluciones racionales.Identificar y desafiar estos patrones mentales distorsionados es el primer paso para construir una autoestima sana. Al reconocer estas trampas del pensamiento, podemos comenzar a cuestionarlas y reemplazarlas por creencias más realistas y compasivas hacia nosotros mismos.

La baja autoestima puede influir en episodios de depresión, ansiedad, ira etc.. También puede haber un origen traumático.


¿Puedo mejorar mi autoestima?

Nuestra autoestima se encuentra en constante evolución a lo largo del viaje de la vida. Si bien es cierto que nuestra historia personal deja huellas en nuestro mapa emocional, estas no determinan de forma ineludible nuestro presente ni nuestro futuro.

Es fundamental recordar que nuestras emociones no son órdenes que debemos obedecer a rajatabla. Sentirnos inseguros o desanimados en ocasiones no significa que estemos condenados a permanecer en ese estado.

Al igual que los marineros expertos desafían las olas y dominan los vientos, podemos aprender a gestionar nuestras emociones y navegar con mayor destreza por los altibajos de la autoestima.

Aquí te dejo algunas claves para convertirte en el capitán de tu brújula interior:

  • Reconoce tus emociones: El primer paso para gestionarlas es identificarlas y comprenderlas. Presta atención a tus pensamientos y sentimientos, sin juzgarlos.
  • Cuestiona tus pensamientos: No siempre lo que pensamos refleja la realidad. Analiza tus ideas de forma crítica y busca evidencia que las respalde o las refute.
  • Refuerza tus fortalezas: Haz una lista de tus cualidades positivas y logros. Recuerda tus éxitos y celebra cada paso que des en la dirección correcta.
  • Cuídate: Prioriza tu bienestar físico y mental. Practica hábitos saludables como una alimentación adecuada,ejercicio regular y técnicas de relajación.
  • Rodéate de personas positivas: Elige estar cerca de quienes te apoyan, te valoran y te inspiran a ser la mejor versión de ti mismo.
  • Busca ayuda profesional: Si sientes que no puedes manejar tus emociones por tu cuenta, no dudes en buscar ayuda de un psicólogo o terapeuta.

Recuerda que tu brújula interna tiene el poder de guiarte hacia un futuro lleno de posibilidades. No te dejes llevar por las olas de la baja autoestima. Toma el timón de tu vida y navega hacia la costa de la confianza y el amor propio. Esto puede ayudarte, pero con ayuda de un psicólogo en Madrid podrás llevarla mucho mejor a cabo.

Algunas pautas para mejorar la autoestima

En el trabajo psicológico con la autoestima en adultos, nos centramos en fomentar la flexibilidad mental a través de diversos aspectos:

  • 1. Autoconocimiento: Es fundamental comprender qué nos influye de nuestra historia personal y qué ideas hemos aprendido a lo largo de la vida. Identificar los patrones de pensamiento y comportamiento que nos limitan es el primer paso para transformarlos.
  • 2. Diferenciación entre emociones y realidad: Es crucial diferenciar cómo nos sentimos de cómo somos realmente. Nuestras emociones son válidas, pero no definen nuestra esencia ni nuestras capacidades. Somos más que nuestros sentimientos pasajeros.
  • 3. Actuar en base a lo que queremos: La clave está en actuar hacia la dirección que nos importa en la vida, acercándonos a la persona que aspiramos ser. No podemos esperar a que nuestra autoestima sea perfecta para tomar decisiones. Las acciones y decisiones, en sí misma, contribuye a fortalecer la autoestima.
  • 4. Rompiendo barreras autoimpuestas: Muchas veces, nos frenamos ante objetivos importantes por la influencia de reglas internas negativas, como «no soy capaz» o «me avergonzaría de mí mismo». Estas creencias limitantes nos impiden avanzar y nos alejan de lo que realmente deseamos.
  • 5. Crecimiento a través de nuevas vivencias: Es paradójico que, al no actuar por miedo a nuestra baja autoestima, impedimos que esta se desarrolle a partir de nuevas vivencias. Salir de nuestra zona de confort y enfrentar desafíos nos brinda oportunidades para fortalecer la confianza en nosotros mismos.
  • 6. Priorizando el bienestar: No podemos descuidar otros aspectos de nuestra vida mientras esperamos a que nuestra autoestima mejore. Es fundamental cuidar nuestras relaciones, oficio, amistades y familia. Estas áreas de la vida también pueden contribuir a fortalecer nuestra autoestima.

En resumen, el trabajo en la autoestima en la adultez se basa en autoconocernos, diferenciar emociones de realidad, actuar hacia nuestros objetivos, romper barreras, crecer a través de nuevas vivencias y priorizar nuestro bienestar. Al tomar las riendas de nuestro desarrollo personal, podemos construir una autoestima sana y vivir una vida plena y satisfactoria.

Psicólogo Autoestima Madrid

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