Se suele confundir el trauma únicamente con el Trauma con T mayúscula (acontecimientos impactantes y dolorosos de forma abrupta), pero también está el trauma con t minúscula, tan importante como el anterior, y que a continuación hablaremos de ambos.
Dos tipos de TRAUMA: Trauma con mayúscula y trauma con minúscula
En el mundo de las experiencias que marcan nuestra vida, podemos encontrar dos tipos de traumas: aquellos que se escriben con mayúscula y los que se escriben con minúscula.
Los traumas con mayúscula son aquellos eventos impactantes y dolorosos que irrumpen en nuestra vida de forma abrupta, como si de un terremoto emocional se tratara. Son experiencias que superan nuestra capacidad de afrontamiento y dejan una huella profunda en nuestro ser. Ejemplos de este tipo de traumas incluyen:
- Atentados violentos
- Robos
- Accidentes graves
- Experiencias de guerra
- Abuso sexual o físico
- Muerte de un ser querido
En cambio, los traumas con minúscula son como pequeñas gotas que van erosionando nuestra psique a lo largo del tiempo. También son llamados trauma del desarrollo. Son experiencias negativas que se repiten una y otra vez, acumulando su impacto hasta alcanzar un nivel comparable al de un trauma con mayúscula. Algunos ejemplos de este tipo de traumas incluyen:
- Rechazo o negligencia parental
- Exigencias excesivas por parte de figuras de autoridad
- Acoso o burlas por parte de compañeros
Un aspecto importante que han revelado los estudios sobre el trauma es que muchas de las dificultades que enfrentamos en la vida adulta pueden tener su origen en experiencias angustiosas vividas en la infancia. Estas experiencias, a menudo bloqueadas en nuestro subconsciente, siguen ejerciendo una influencia significativa en nuestra conducta y en la forma en que afrontamos situaciones difíciles.
En resumen, los traumas con mayúscula son eventos puntuales de gran intensidad, mientras que los traumas con minúscula son experiencias negativas que se repiten en el tiempo. Ambos tipos de traumas pueden dejar cicatrices profundas en nuestra psique y afectar significativamente nuestra vida. Es importante reconocer la existencia de estos dos tipos de traumas y buscar ayuda profesional si sentimos que están afectando nuestro bienestar.

Síntomas del Trauma con «T» mayúscula o con «t» minúscula.
Los traumas, ya sean con «t» minúscula o «T» mayúscula, dejan huellas imborrables en nuestra mente y cuerpo. Si bien sus orígenes difieren, comparten un lenguaje común de dolor que se manifiesta de diversas maneras. Exploremos este universo de cicatrices emocionales:
Sombras emocionales compartidas:
- Ansiedad y depresión: Un manto de inquietud y tristeza que nubla la mente, coloreando cada pensamiento y sentimiento.
- Irritabilidad y explosiones de ira: Fuegos artificiales emocionales que estallan sin previo aviso, producto de una olla a presión interna.
- Miedo que paraliza: Un fantasma que acecha en las sombras, impidiendo avanzar y disfrutar de la vida.
- Vergüenza y culpa: Látigos invisibles que azotan el alma, haciéndonos sentir inferiores y responsables de desgracias ajenas.
Pensamientos distorsionados:
- «No soy lo suficientemente bueno»: Un mantra repetitivo que susurra al oído, minando la autoestima y la confianza en uno mismo.
- «Estoy en peligro constante»: Una alarma interna que nunca se apaga, manteniendo al cuerpo en estado de alerta permanente.
Comportamientos que aíslan:
- Evitación: Un escudo que nos protege del dolor, pero que nos aleja de las experiencias que enriquecen la vida.
- Abuso de sustancias: Un escape fugaz que empeora las heridas a largo plazo.
- Conductas autodestructivas: Dañarse a uno mismo como forma de expresar el dolor interno que no encuentra otra salida.
- Aislamiento social: Un autoexilio que nos priva del apoyo y cariño de quienes nos rodean.
- Trastornos alimenticios y del sueño: Alteraciones en la forma de comer y dormir, reflejo del desequilibrio emocional.
Síntomas específicos del trauma con «t» minúscula:
- Baja autoestima: Una imagen distorsionada de uno mismo que nos hace sentir inferiores e incapaces de ser amados.
- Dificultades en las relaciones: Un patrón repetitivo de desconfianza, miedo a la intimidad y conflictos en las relaciones interpersonales.
- Impotencia y desesperanza: La sensación de no tener control sobre la propia vida y de no ver salida a las dificultades.
- Síntomas psicosomáticos: Dolor crónico, problemas de piel y alergias como manifestaciones físicas del dolor emocional.
Síntomas específicos del trauma con «T» mayúscula:
- Trastorno de estrés postraumático (TEPT): Reliving del trauma a través de flashbacks y pesadillas, pesadillas,evitación de recordatorios del trauma, hipervigilancia, alteraciones del sueño, irritabilidad y explosiones de ira.
- Desorden de apego: Dificultad para formar y mantener relaciones sanas, miedo al abandono y búsqueda constante de aprobación.
- Despersonalización y desrealización: Sensación de estar fuera de la realidad, como si se observara la vida desde una perspectiva ajena.
- Flashbacks intrusivos: Recuerdos vívidos y detallados del trauma que irrumpen en la mente como si el evento estuviera sucediendo en el presente.
Recuerda: Cada persona es un universo único y experimenta el trauma de manera diferente. No existe una lista exhaustiva de síntomas ni una gravedad universal. Si crees que puedes estar sufriendo un trauma, busca ayuda profesional. Un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado te permitirán sanar las heridas y recuperar el control de tu vida.

Tratamiento del trauma, ¿cómo tratarlo?
El trauma, ya sea con «t» minúscula o «T» mayúscula, deja huellas imborrables en nuestro ser. Superarlo es un viaje complejo y personal, pero con el apoyo adecuado, podemos sanar y recuperar el bienestar. Hay diversas opciones para sanar el trauma y cómo recuperar el control de nuestras vidas.
Hay diversos tipos de terapias muy eficaces:
- Terapia psicodinámica: Un viaje de autodescubrimiento para comprender cómo las experiencias traumáticas han moldeado nuestra vida actual. Nos ayuda a desentrañar emociones, pensamientos y comportamientos, y a desarrollar herramientas para afrontar las dificultades.
- Terapia cognitivo-conductual (TCC): Una brújula para identificar y modificar patrones de pensamiento y comportamiento negativos relacionados con el trauma. Nos enseña habilidades para enfrentar emociones complejas y gestionar el estrés.
- Terapia ACT (Aceptación y Compromiso): Un método que utiliza la gestión de emociones y pensamientos para poder llevar el control del sentido de tu vida, profundizando a la aceptación del trauma que puede haber dentro de tí.
- Terapia Psicodramática: A través de escenas se puede representar el trauma e ir poco a poco quitando las resistencias y aceptándolo con ayuda del terapeuta y sin ninguna presión. Es una terapia muy eficaz.
- Terapia Humanista: Un tratamiento muy emocional y delicado en el que se puede crear un vínculo entre terapeuta y paciente para poder profundizar adecuadamente.
La integración de diversas terapias suele ser un enfoque bastante adecuado para poder llevar a cabo un tratamiento psicológico.
Más allá de la terapia:
- Terapia de Grupo: Un refugio donde compartir experiencias con personas que comprenden nuestro dolor y recibir el apoyo emocional que necesitamos.
- Medicamentos: En algunos casos, los medicamentos pueden ser aliados para controlar síntomas como la ansiedad,la depresión o los problemas del sueño. Es importante consultar con un médico para determinar si la medicación es adecuada.
- Mindfulness y técnicas de relajación: Practicar mindfulness y técnicas como el yoga o la meditación nos ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y los síntomas físicos del trauma.
Pasos para iniciar la recuperación:
- Buscar ayuda profesional: Un terapeuta especializado en trauma será nuestro guía en este proceso, creando un plan personalizado que se ajuste a nuestras necesidades.
- Cuidarnos: Priorizar nuestra salud física y mental durante la recuperación es fundamental. Esto incluye comer sano, dormir lo suficiente, hacer ejercicio regularmente y evitar el consumo de alcohol y drogas.
- Rodearnos de apoyo: Rodearnos de familiares y amigos que nos comprendan y brinden apoyo emocional es crucial en este camino.
- Ser pacientes: La recuperación del trauma es un proceso que requiere tiempo y no es lineal. Habrá días mejores y otros más difíciles. Lo importante es no rendirse y seguir adelante.

Recordando lo esencial:
- Sanar del trauma es posible: Requiere tiempo, esfuerzo y apoyo, pero es un camino alcanzable.
- No estamos solos: Muchas personas han experimentado traumas y han logrado sanar y seguir adelante con sus vidas.
- Buscar ayuda profesional es el primer paso: Es la llave que abre la puerta a la recuperación. En Planells Psicología podemos ayudarte, llama pr teléfono y consulta si hay citas disponibles